Desde el pasado día 11 de febrero podemos disfrutar en cines de la película ‘The Royal Game’, dirigida por Philipp Stölzl (“El Médico”, de 2013 y “Cara Norte”, de 2008).
Protagonizada por varios de los mejores actores del actual cine alemán (Oliver Masucci, Rolf Lassgard y Albrecht Schuch), “The Royal Game” adapta el libro “Novela de Ajedrez” del reconocido escritor vienés Stefan Zweig. Tras el estallido de la Primera Guerra Mundial, Stefan Zweig se instaló en Salzburgo y, tras huir de Austria en 1934, se refugió en Londres. La hegemonía alcanzada por las fuerzas de Hitler en Europa le llevó a quitarse la vida junto con su mujer durante un viaje a Brasil.
Un viaje en barco
La novela se desarrolla a bordo de un barco de pasajeros que viaja de Nueva York a Buenos Aires, durante el año 1939.
Poco antes de que el barco zarpe de Nueva York, el narrador de la novela se entera de que el campeón mundial de ajedrez Mirko Czentovic está a bordo. Todo lo que se sabe de él es que Czentovic es de origen humilde y carece de la educación más básica. Sus padres, que murieron cuando él era sólo un niño, habían sido barqueros del Danubio, y fue criado por un pastor que trató en vano de educarle. Czentovic no sabe leer ni escribir pero su talento para jugar al ajedrez, descubierto por accidente, parece un don divino. Además, Czentovic es grosero y codicioso.
Durante la travesía, el narrador de la novela conoce al empresario escocés y millonario petrolero McConnor. Engreído y soberbio, McConnor está decidido a jugar contra el joven campeón mundial. Czentovic acepta jugar contra él y contra otros pasajeros pero sólo si le pagan 250 dólares por partida. Como era previsible el campeón gana con facilidad el primer juego al escocés. Pero cuando todo parece que la segunda ronda también será para Czentovic, otro viajero del barco llamado Dr. B. entra en juego. Gracias a sus consejos, el grupo de jugadores que lidera McConnor fuerzan al campeón mundial a aceptar las tablas.

Stefan Zweig
Al día siguiente, el narrador se encuentra con el Dr. B., quien se sorprende al conocer que la partida del día anterior se jugó contra el actual campeón mundial de ajedrez. Finalmente, el Dr. B cuenta al narrador las terribles experiencias que le llevaron a dominar este juego milenario.
A mediados de la década de 1930, el Dr. B. y su padre, como asesores legales y administradores de bienes, eran confidentes cercanos de la nobleza y el clero en Austria. Durante la anexión alemana en 1938, el Dr. B. protegió los bienes de sus clientes de las manos nacionalsocialistas, pero un empleado lo denunció. Un día antes de que Hitler entrara en Viena, el Dr. B. fue arrestado por las SS. Fue confinado en una habitación de hotel, y sometido a brutales interrogatorios.
Para no volverse loco en el cautiverio, el Dr. B. cogió un libro del bolsillo del abrigo de un miembro de la Gestapo. Al principio se sintió decepcionado porque se trataba de un libro de ajedrez. Pero poco a poco comenzó a estudiarlo con detalle, hasta convertirse en una obsesión para él. Al principio este libro le servía para sobrellevar el aislamiento y los interrogatorios. Pero más tarde, el ajedrez pasó a ocupar la totalidad de sus pensamientos, llegando a dominarlo por completo. El Dr. B. comenzó a jugar mentalmente contra sí mismo, aprendiendo a saber los movimientos que le hacían no sólo ganador, sino también perdedor. Cuando la locura estaba a punto de apoderarse por completo de él, fue trasladado a un hospital tras atacar a un guardia fruto de un episodio maníaco. Allí, un médico comprensivo lo declaró oficialmente loco y consiguió su liberación. Mentalmente destruido, el Dr. B. eligió el exilio sudamericano.
Tras conocer su historia el narrador convence al Dr. B. para que juegue contra Czentovic. El Dr. B accede a jugar pero sólo una única partida, ya que no quiere volver a caer en la obsesión que casi le hizo perder la cabeza.
Al día siguiente, el Dr. B. gana con facilidad la partida. Czentovic exige venganza y contrariamente a su inicial deseo, el Dr. B. accede de inmediato. En la segunda partida, Czentovic retrasa sus movimientos a propósito, al darse cuenta de que esto pone nervioso a su oponente. Dr. B finalmente ya no puede distinguir entre la partida que está jugando y una posición de aquel libro que todavía lo domina.
Este es sólo el comienzo del que para muchos es una de las mejores obras de Stefan Zweig. El resto tendrán ustedes que descubrirlo.