El ataque ruso a Ucrania tiene implicaciones potenciales para la industria aseguradora mundial. Si tuviéramos que buscar un adjetivo que ayudar a definir estas implicaciones, ese adjetivo sería “caro”.
Desde que las tropas de Vladimir Putin iniciaron su ataque al territorio ucraniano, su impacto en el sector financiero ha sido tan duro como comentado. Las causas son variadas: la volatilidad del mercado de valores, los precios del gas y del petróleo, las interrupciones de las exportaciones y de la aviación, y las medidas concretas adoptadas en el sector y de inversión, en particular, la exclusión de siete bancos rusos del sistema Swift.
Cualquier país o entidad privada que haga negocios con Rusia se está viendo afectado financieramente y, en la mayoría de los casos, las pólizas de seguro que pudieran tener suscritas no les serán de ayuda, debido a las exclusiones de póliza que de forma estandarizada se prevén para los casos de guerra, acción militar, riesgo nuclear, o eventos similares.
Riesgo inflacionario
El riesgo inflacionario ha aumentado y seguirá aumentando en todo el mundo. Si en España ya veníamos sufriendo una inflación del 6,5%, la mayor en treinta años, para este año 2022 el panorama no es mejor. El Banco de España estima que los precios continuarán con su escalada alcista, concretamente augura un nuevo incrementos del 3,70%.
Afortunadamente para la economía española, no nos encontramos entre los mayores países que mantienen relaciones comerciales con Rusia. Según los últimos datos que publica el Ministerio de Asuntos Exteriores, tampoco estamos entre los países que más invierte en suelo ruso. Ese ranking lo ocupan Chipre, con 10.859 millones de dólares, Reino Unido con 3.815 millones y las Antillas Holandesas, con 3.126 millones.
En el año 2021 España ha exportado a Rusia bienes por valor de 2.213 millones de euros. Una cifra similar a la de Dinamarca o Canadá. En cambio, el valor de las importaciones a España –donde pesa el petróleo y el gas– es tres veces mayor. En 2021, las importaciones rusas ascendieron a 6.033,6 millones de euros, que representa el 1,8% de todo lo que importó España en el último año.
En lo que respecta a Ucrania el año pasado España exportó más de 681 millones de euros e importó cerca de 2.400 millones. Sobre todo, cereales, como girasol, maíz y trigo. Según fuentes de Asaja, España importa de Ucrania el 30% del maíz que utilizamos.
Las sanciones internacionales que tanto la Unión Europea como Estados Unidos viene imponiendo en los últimos días, unidas a las decisiones que las empresas privadas vienen también adoptando, a Rusia pueden tener efectos severos en los precios del petróleo y las materias primas, así como en el turismo y las economías de los países menos resistentes. Lo cierto es que el incremento de estas sanciones pueden afectar a la capacidad de las aseguradoras y reaseguradoras internacionales para suscribir los riesgos rusos, y también puede provocar serias dificultarles para atender reclamaciones en pólizas ya existentes. Las compañías de seguros más afectadas serán aquellas que tengan suscritos grandes riesgos de energía e infraestructura, como es el caso de las grandes las reaseguradoras internacionales.
Por su parte, las aseguradoras del sector de la aviación han perdido importantes cantidades en primas, ya que las compañías suspendieron la cobertura de las compañías aéreas en Ucrania a mediados de febrero, y las aerolíneas ya no hacen vuelos con el territorio ruso.
Riesgo de envío y carga
Por otro lado, el comercio marítimo se va visto paralizado. Las aseguradoras no ofrecen cobertura para los barcos mercantes que navegan por las aguas del Mar Negro, o si lo hacen es a cambio de enormes primas. El Mar Negro es una región crítica para el comercio agrícola y petrolero, ya que Ucrania y Rusia representan más de una cuarta parte del comercio mundial de trigo, y alrededor de una quinta parte del maíz.
Todas las interrupciones en el suministro, obstaculizarán aún más la cadena de suministro, que ya se vio profundamente afectada por las interrupciones relacionadas con Covid-19.
Riesgo de guerra
Si bien la guerra no es un riesgo asegurable por las pólizas de seguro tradicionales, lo cierto es que el seguro de riesgo de guerra existe desde que en 1914 el Congreso de los Estados Unidos aprobara la Ley de Seguro de Riesgo de Guerra, con el fin de asegurar tanto embarcaciones como sus tripulantes durante la Primera Guerra Mundial.
En general, el seguro de riesgo de guerra brinda cobertura sobre pérdidas resultantes de eventos tales como guerras, invasiones, insurrecciones, disturbios , huelgas y terrorismo, pero lo cierto es que a partir del pasado 11 de febrero muchas reaseguradoras han enviado notificaciones cancelando sus seguros de riesgo de guerra para Ucrania.
En España, desde el pasado mes de febrero, AXA XL comenzó a comercializar su seguro de guerra en España. Hasta ahora, sus clientes debían acudir a Londres para contratar esta cobertura de guerra, pero con la finalidad de sortear los efectos del Brexit, la filial de la compañía francesa ha comenzado a venderla también en nuestro país.
Riesgo político
La inestabilidad en un país puede ocurrir sin previo aviso, dejando a los inversores, prestamistas y contratistas sin capacidad de respuesta y sin liquidez. Es posible que las empresas no puedan operar y que sus activos se vean perjudicados, sin que ninguno de ellos vaya a estar cubierto por una póliza de seguro estándar. El seguro de riesgo político ayuda a las organizaciones que tienen negocios en todo el mundo a proteger sus activos e intereses financieros de las pérdidas monetarias derivadas de riesgos políticos específicos.
Estos riesgos pueden deberse a pérdidas tales como la imposibilidad de convertir moneda, la interferencia de los gobiernos y la violencia política, incluido el terrorismo. El seguro de riesgo político está diseñado para proteger a una empresa contra acciones gubernamentales arbitrarias como la confiscación o la expropiación, la desinversión forzosa, la cancelación repentina de licencias o el incumplimiento de contratos administrativos.
También puede incluir cobertura por pérdidas o daños a activos físicos a consecuencia de la violencia, o por el abandono de activos u operaciones en el extranjero como consecuencia de la violencia política.