Entrevista a Matilde Olivera, la fe de creer en la belleza

por Redacción

La joven artista madrileña Matilde Olivera, afirma querer transmitir emociones a través de sus obras escultóricas y pictóricas, captando la esencia que brilla a través de las formas. Pero por el camino consigue algo mucho más complicado alumbrar, algo que está al alcance de pocos: la trascendencia. Esculturas y cuadros que parecen albergar emociones inmutables. Obras que están destinadas a permanecer mucho más tiempo que el observador que tiene la fortuna de contemplarlas.

En esta entrevista Matilde nos habla de sus metas artísticas, de sus proyectos más recientes, y de las dificultades que un joven artista debe afrontar para poder ganarse la vida en el mercado del arte.

 

Acaba de finalizar la exposición de arte sacro que el Arzobispado de Toledo ha organizado entorno a la Virgen María, en la que usted ha expuesto tres obras. ¿Cómo se ha preparado para representar a una figura como la madre de Jesús?

No estoy muy segura de haberme preparado de un modo concreto. Cuando represento a los santos, me gusta imaginarlos como a personas normales y corrientes. En el caso de la Virgen, me la imagino como a una joven muy guapa y llena de dulzura, así que lo más importante es encontrar a la modelo adecuada sobre la que inspirarse. Luego, durante el proceso, la propia obra te va guiando y te va diciendo lo que transmite. Si no transmite lo que me imagino que debería ser la Virgen, entonces continúo hasta que creo haberlo conseguido.

Usted se define como pintora y escultora. ¿Siente alguna predilección especial por alguna de las dos facetas?

Las dos me gustan mucho, pero diría que tengo una facilidad natural mayor para la escultura. Por lo general, tengo que pelearme menos con las piezas escultóricas y eso hace que pueda disfrutar más el proceso.

En su formación predomina la escuela realista. ¿Considera que el arte tradicional continúa siendo el mejor vehículo de expresión de un artista?

No necesariamente, el mejor medio será distinto para cada artista, la clave está en que el modo de expresarse sea sincero. En mi caso, mi interés por el realismo se inició en parte porque admiraba la dificultad técnica que requiere. No quería anclarme en cierto tipo de abstracción por ser incapaz de hacer obra realista, quería estar segura de que, si escogía hacer obra abstracta, fuera fruto de una búsqueda sincera y no fruto de una ignorancia o incapacidad.

Usted estudió en la facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense. Últimamente se escuchan voces que reivindican cambios profundos en la forma en que deben impartirse esos estudios ¿Comparte esa opinión?

Me temo que no estoy al corriente de lo que sucede en el ámbito universitario en estos momentos, así que no puedo responder a esa pregunta. Pero probablemente mi opinión sea distinta de todas formas, siempre he pensado que la enseñanza artística no debería caer dentro del sistema universitario, me parece que un método al modo de la Academia decimonónica o el aprendizaje directo en el taller de un artista desde una edad temprana, como se hacía en el Renacimiento, tiene mucho más sentido. El curriculum del artista, al fin y al cabo, es su propia obra, poco importan los créditos y los aprobados, lo que importa es que el artista domine verdaderamente las herramientas de su medio de expresión, y eso solo se consigue después de muchos años de oficio.

El año pasado el Museo de Arte Moderno de Barcelona galardonó una de sus obras con una Mención de Honor. ¿Qué supuso para usted recibir esta importante distinción?

Supuso sobre todo reconocimiento, el MEAM y el concurso Figurativas tienen ya un peso considerable dentro de la corriente figurativa contemporánea, los miembros del jurado son en su mayoría pintores a los que admiro y recibir una distinción así significa que mi obra, a sus ojos, ha alcanzado un nivel digno de mención. Ese reconocimiento me ha dado muchos ánimos para continuar, porque no es un camino fácil y en muchas ocasiones me he planteado tirar la toalla y dedicarme a otra cosa. Parece una tontería, pero cuando alguien con criterio te apoya, cambia incluso el modo en que tú mismo consideras tu propia obra. Y si es así con la percepción que tiene uno mismo de su obra, lo es mucho más con cómo la perciben los demás. Es inevitable, nos guiamos por la fama, por el número de seguidores que tenemos en las redes sociales, por las galerías con las que exponemos o dejamos de exponer, etc. Si tu obra viene avalada por un certamen de cierta categoría, es sin duda algo que marca un estatus. A la inversa también sucede, cuando te presentas a convocatorias y tus cuadros son rechazados una y otra vez, todo se vuelve arduo. Normalmente, detrás de un reconocimiento así, hay unos cuantos fracasos, así que, también supuso una enorme alegría.

«Mañana», Óleo sobre lienzo, 180 x 89 cm, 2021

¿Qué proyectos tiene en un futuro inmediato?

Acaba de inaugurarse la feria de arte FLECHA en Barcelona, yo participo con cinco esculturas talladas en piedra e inspiradas en fósiles vegetales y se podrá ver en el centro comercial Arenas hasta el 29 de mayo. Este verano también tendrá lugar en Zaragoza la exposición con las obras seleccionadas del Premio Joven Ibercaja, el fallo definitivo con las obras premiadas está al caer, pero a día de hoy ya sé que el cuadro que presenté formará parte de la exposición. También, para los que se hayan perdido la exposición sobre la Virgen en el arte sacro contemporáneo que ha terminado en Toledo, podrá verse de nuevo en Talavera de la Reina, aún no sé la fecha, pero será muy pronto.

Además de estos proyectos expositivos, continúo con varios encargos para particulares que me van llegando. Siempre tengo en el caballete algún retrato o alguna imagen para la devoción privada. Ahora mismo, entre otras cosas, estoy terminando una escultura San José para un cliente y en breve tendré que ponerme con un pequeño cuadro sobre el encuentro de Jesús resucitado con su Madre.

Si un joven artista de nuestro país le pidiera un consejo sobre cómo poder ganarse la vida con el arte, ¿qué le diría?

Que cuando se entere de cómo se hace, ¡que me lo cuente! Aunque esto lo diga medio en broma y riéndome, en el fondo hay mucho de verdad ahí. A mí me está costando mucho, llevo ya unos años y es una profesión tremendamente inestable, va por rachas y nunca sabes si el trimestre siguiente vas a tener ingresos. Es verdad que poco a poco las cosas se van encarrilando, así que supongo que el primer consejo es no desanimarse y empeñarse con verdadera cabezonería. Sin eso seguro que no se llega. Luego, si sabes moverte bien, manejar las redes sociales y toda la parte de marketing, entonces tienes mucho ganado. Esa faceta es la que se me da mal a mí, aunque por lo que voy viendo, es un mal común de muchos artistas. A veces ves que triunfan los que son mejores vendiéndose, aunque sus propuestas artísticas no tengan tanto valor como las de otros. Y evidentemente, trabajar mucho para llegar a ser bueno en lo que haces, sobre todo para estar tú mismo satisfecho con lo que sale de tus manos porque, aparte de la satisfacción del trabajo bien hecho, si tú no estás convencido, difícilmente vas a convencer a otros de que merece la pena que gasten su dinero en lo que has hecho.

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