La semana pasada el Consejo General de Mediadores de España anunció que la Federación de Intermediarios de Seguros de Ucrania les había solicitado llevar a cabo determinadas acciones de presión contra Rusia mientras Vladimir Putin continúe con su ofensiva bélica.
Entre otras , estas medidas solicitadas consistían en no asegurar ni reasegurar riesgos de cualquier empresa o entidad cuyo domicilio social esté ubicado en Rusia o Bielorrusia, o bloquear cualquier pago de reaseguro o reembolso de pagos a empresas residentes en estos dos países, con el objetivo de no proporcionarles recursos financieros adicionales.
Estas medidas vienen a complementar otras que algunas compañías aseguradoras ya han puesto en marcha. Es el caso de la italiana Generali, que de momento ha cortado sus lazos comerciales con Rusia. La compañía abandona la sede de Ingosstrakh, una de las mayores aseguradoras rusas, en la que tiene más de un 38% de participación, y cerrará la actividad de su filial Europ Assistance en el país.
En un comunicado, la aseguradora italiana sostuvo que «desde el comienzo de la guerra en Ucrania, Generali ha estado monitoreando de cerca la situación y las implicaciones para las operaciones y los mercados financieros». «La exposición menor de Generali al mercado ruso en términos de inversiones y negocios de seguros también está bajo evaluación constante y cumple totalmente con todas las sanciones aplicables».
La medida de Generali se produce después de que el banco italiano Intesa Sanpaolo, que se encuentra entre los bancos internacionales más grandes y más expuestos a Rusia, dijera que estaba realizando una revisión estratégica de su presencia en Rusia.
Intesa tenía una exposición crediticia total al país de 5.570 millones de euros, equivalente a $6.160 millones, a fines del año pasado, o alrededor del 1% de su total. El prestamista se negó a dar más detalles sobre la revisión.