Como viene haciendo cada año desde 2009, el pasado día 1 de febrero Línea Directa hizo público su VI Barómetro de Fraude al Seguro. En esta ocasión se analizan los posibles casos de fraude al seguro, en los ramos de automóviles y hogar, durante los años 2019 y 2020.
Una de las principales conclusiones que se obtiene es llamativa: en 9 de cada 10 casos, los asegurados declaran más daños de los que realmente han sufrido. Además, Línea Directa concluye que los partes fraudulentos han aumentado un 21% en el seguro de autos respecto a 2017-2018. La causa de este crecimiento se encuentra, en buena medida, a la crisis económica derivada del Covid19.
Para ampliar las conclusiones de este informe, que cada año concita la atención de asegurados y compañías, hablamos con Mar Garre, Directora de Personas, Comunicación y Sostenibilidad de Línea Directa Aseguradora, y que forma parte de la compañía desde hace veinticuatro años.
¿Cómo os ayudan los datos extraídos en este Barómetro para poder reducir los fraudes en vuestra compañía?
El objetivo fundamental del Barómetro del Fraude de Línea Directa Aseguradora, el más completo y de más recorrido de todo el sector asegurador, es concienciar a la sociedad sobre la gravedad de unas prácticas que, cada año, cuestan mucho dinero a los conductores de nuestro país. Hay que tener en cuenta que el fraude supone un coste que, al formar parte de la siniestralidad, influye en el precio general de las primas.
Aunque a veces nos pueda parecer que el fraude al seguro es simplemente pequeña picaresca, en no pocas ocasiones viene de la mano de clanes organizados que están implicados en delitos muy graves, como el blanqueo de dinero o el robo de vehículos, que implican un grave peligro para la sociedad. Por eso debemos mostrar tolerancia cero con unas prácticas que al final acabamos pagando entre todos los conductores.
¿Los datos extraídos del Barómetro pueden servir para adoptar medidas correctoras al respecto dentro del sector asegurador?
Como es conocido, el marco normativo español es muy garantista en términos de protección de datos, por lo que la colaboración en la lucha contra el fraude entre las entidades aseguradoras es limitada. En otros países, el engaño al seguro constituye un tipo penal específico y, en algunos casos, cuentan incluso con unidades específicas de investigación para perseguir este tipo de delitos. Por eso, creemos que sería deseable reflexionar sobre qué mecanismos y herramientas serían de utilidad a la hora de luchar contra estas prácticas, siempre con el objetivo de ser más eficientes, más flexibles y más ágiles.
Concluyen que la pandemia ha disparado el fraude al seguro de autos y de hogar, ¿podríamos aventurar que ante futuras crisis económicas que pudieran darse, volvería a producirse un repunte en la incidencia de fraudes?
Es posible, ya que la situación socioeconómica tiene una influencia directa en la frecuencia de las estafas. Por otra parte, los medios se sofistican cada vez más; de hecho, muchas compañías cuentan con potentes herramientas de detección del fraude basadas en la Inteligencia Artificial que trazan patrones, identifican riesgos y ayudan a los especialistas en sus gestiones. Esto también provoca que, independientemente de la situación económica, las compañías sean cada vez más eficientes en la detección de estos engaños, lo que, sin duda, acaba reflejándose en las estadísticas.
Según los datos reflejados en el informe, el perfil de defraudador es el de un hombre de 18-24 años, desempleado o con un trabajo precario. También el de hombre mayor de 40 años, profesional cualificado en dificultades económicas agravadas por la pandemia. ¿Se tienen en cuenta estos datos a la hora de fijar las primas?
La tendencia o probabilidad de cometer fraude no se tiene en cuenta de forma tan concreta para determinar el precio del seguro, ya que hay otras muchas variables que afectan a la prima, algunas de ellas con un gran peso específico. No obstante, el fraude no detectado forma parte de la siniestralidad, y a mayor siniestralidad de cada segmento de población, mayor prima. De ahí que el fraude sea, ante todo, un acto de insolidaridad con el resto de los conductores.
Vemos que se han dado más casos de fraude, pero de menos importe, ¿a qué puede deberse esa disminución de las cuantías defraudadas?
En las épocas de dificultades económicas, el fraude tiende a generalizarse, lo que provoca que los costes de las estafas desciendan. Por el contrario, en las épocas de bonanza económica, la detección de fraude se ralentiza, pero los intentos de engaño suelen estar más profesionalizados y, por lo tanto, también suelen ser de cuantías más elevadas.
En el mapa del fraude al seguro de Autos, en los años 2019-2020, el mayor número de fraudes se da en Cantabria, Cuenca y Málaga, mientras que cierran la Soria, Teruel y Palencia. ¿Estos datos se mantienen estables en los últimos años?
El fraude al seguro suele localizarse en el sur de España tanto en los engaños realizados por particulares como en el caso de las mafias organizadas, aunque hay algunas excepciones, como el País Vasco o Cantabria. En el caso de las provincias poco pobladas, el porcentaje de siniestros fraudulentos puede variar mucho de una edición del Barómetro a otra, ya que, al tener poco parque automovilístico y pocos siniestros, la detección de una red organizada puede hacer repuntar el porcentaje de forma muy acusada, pero suele ser algo coyuntural y transitorio.
¿Pensáis que se deberían destinar más medios, públicos y privados, para acabar con las mafias organizadas que estafan al seguro?
Los casos más graves de estafas al seguro no afectan solamente a la rentabilidad de las compañías, sino que están conectados con delitos muy graves que suponen un verdadero peligro para la sociedad. Por este motivo, cuando Línea Directa detecta alguno de estos casos, lo pone en conocimiento de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado de forma inmediata, que pasan a liderar las investigaciones y, en su caso, a realizar las detenciones pertinentes.
Según datos de ICEA, por cada euro invertido en investigación contra el fraude, las compañías obtienen un retorno de más de 35, lo que da una idea del alcance, la importancia y la dimensión de este fenómeno y lo fundamental que es contar con un buen equipo y un buen sistema de detección.
Los datos demuestran que los españoles desaprueban el fraude, aunque exista un porcentaje que lo cometerían si no se fuera a descubrir, ¿creéis que los ciudadanos están informados de la incidencia que estos fraudes tienen en la prima que pagan por sus seguros?
En líneas generales, sí; pero al ser un coste socializado, algunos conductores pierden de vista el bien común por el propio. No hay que olvidar que más de 3 millones de conductores españoles reconocen haber dado información falsa al seguro con el objeto de obtener un beneficio económico y, pese a que la mayoría de españoles desaprueba estas prácticas, alrededor de 7 millones de automovilistas engañaría a su compañía si supieran a ciencia cierta que no iban a ser descubiertos.