El pasado 24 de febrero, Rusia lanzó un ataque a gran escala contra Ucrania. Han pasado casi cuatro semanas y aún no se vislumbra el fin de las hostilidades. Pero ¿cómo pudo producirse esta agresión en medio de Europa? ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? En el siguiente resumen vamos a mostrarte qué hay detrás de estos acontecimiento y quién desempeña cada papel.
¿Qué historia reciente precede a la guerra?
Con una superficie de 603.000 kilómetros cuadrados, Ucrania es el país más grande de Europa con fronteras que se encuentran completamente dentro del continente. Se ubica entre la frontera oriental de la UE (Polonia, Eslovaquia, Hungría, Rumania) y Rusia. Hasta 1991, Ucrania era una de las quince repúblicas soviéticas que conformaban la extinta Unión Soviética.
Estonia, Lituania y Letonia pertenecen ahora a la Unión Europea y a la alianza militar de la OTAN. Ucrania, en cambio, y para su desgracia, no.
El deseo de convertirse en miembro de la Unión Europea ha existido durante mucho tiempo para una gran parte de la población ucraniana. En 2013, cientos de miles de personas se reunieron en Kiev para las protestas de Maidan y exigieron esta unión. Cuando la policía utilizó la violencia contra los manifestantes, surgió un movimiento de masas en el que más de cien personas fueron asesinadas.
Como resultado de este clima enrarecido, Vladimir Putin anexionó la península de Crimea en el Mar Negro, que pertenece al este de Ucrania. Con este movimiento, Rusia violaban los tratados internacionales nacidos tras el fin de la Segunda Guerra Mundial que consagraban el respeto a las fronteras y a la integridad territorial. Pero los países occidentales prefirieron mirar para otro lado. Aceptaron los hechos consumados y prefirieron responder a esta ocupación con sanciones económicas débiles y, que además, se acordaron meses después de la ocupación.
Pero, como es lógico, el conflicto entre Rusia y Ucrania no se ha calmado desde entonces. En el noreste de Ucrania, los soldados ucranianos han estado luchando contra los «separatistas» armados pro-rusos durante casi ocho años. En 2014, se proclamaron dos «repúblicas» no reconocidas internacionalmente alrededor de las ciudades de Donetsk y Luhansk. El 21 de febrero de 2022, pocos días antes de su gran ataque, Rusia reconoció a estas a estas zonas la categoría de «repúblicas » independientes.
¿Cuál es la actitud de Rusia?
Desde la primavera de 2021, Rusia ha aumentado enormemente su presencia militar a lo largo de la frontera con Ucrania, desplazando hasta allí a miles de soldados. Rusia justificó esta medida alegando que Ucrania estaba planeando una ofensiva militar en la cuenca de Donetsk. El día D fue el 24 de febrero: Putin ordenó que las tropas rusas atravesaran la frontera ucraniana desde múltiples direcciones, coordinando ataques simultáneos sobre diversos objetivos. Para el líder ruso esta «operación especial», como la califica para evitar referirse a ella como lo que en realidad es, sería una operación casi quirúrgica, que no le llevaría más de tres o cuatro jornadas. Pero no contaba con el defensa numantina de los ciudadanos ucranianos. A fecha de este artículo, según datos de la ONU, ya han perecido más soldados rusos que durante todo el primer año de la desastrosa campaña afgana que, entre 1978 y 1992, protagonizó el ejercito rojo de Iósif Stalin.
El presidente ruso, Vladimir Putin, ha reiterado en varias ocasiones cuáles son sus objetivos y exigencias para poner fin al ataque militar: el reconocimiento de Crimea como parte del territorio ruso, el reconocimiento de la independencia de las dos «repúblicas populares» en el Donbass y la garantía de que Ucrania continuará siendo neutral, es decir, que no ingresará dentro de la OTAN. En palabras de Putin, que conoce perfectamente los mensajes y palabras que se utilizan en occidente para apuntar los mensajes políticos, esto implicaría una «desnazificación» y una «desmilitarización» de Ucrania.
No hay evidencia de acusaciones de genocidio
Otra acusación habitual que formula del presidente Putin es la supuesta comisión de un genocidio contra la minoría rusa que habita en el este de Ucrania. Pero ni él ni nadie son capaces de aportar pruebas de tal genocidio.
Al mismo tiempo, Rusia viene exigiendo que la OTAN se comprometa a no aceptar más estados del este de Europa. Para Putin la OTAN también debe abstenerse de realizar acciones militares en el territorio de Ucrania y otros estados de Europa del Este, el Cáucaso Meridional y Asia Central. Además, ambas partes, Rusia y los países de la OTAN, deben abstenerse de colocar misiles de corto y mediano alcance en puntos que puedan representar una amenaza para las partes involucradas.
¿Qué quieren la OTAN y la UE?
Incluso antes de que Rusia invadiera Ucrania, habían aumentado las tensiones entre Rusia y las potencias occidentales. La OTAN ya advirtió a Rusia que no violara las fronteras existentes y le pidió en repetidas ocasiones la desescalada.
La mayoría de los países occidentales todavía consideran ilegal la anexión de Crimea según el derecho internacional. En ese momento, la Unión Europea y los EE.UU. impusieron sanciones en forma de prohibiciones de entrada y el bloqueo de sus cuentas a los políticos rusos y ucranianos. Como resultado de estas medidas, Rusia detuvo las importaciones de productos agrícolas procedentes de la Unión Europea y de los EE.UU. Sin embargo, Alemania depende fuertemente del suministro de gas ruso, que actualmente cubre alrededor del 50 por ciento de su consumo.
¿Qué se quiere decir cuando se menciona el «caso de la alianza»?
En el año 1949, en su Tratado del Atlántico Norte, los miembros de la OTAN acordaron 14 puntos . El artículo 5 establece que “un ataque armado contra uno o más de ellos en Europa o América del Norte será considerado un ataque contra todos ellos ”. Cada país de la OTAN debe entonces ayudar y tomar las medidas, «incluido el uso de la fuerza de las armas«, que considere necesarias. Este principio también se conoce como una alianza de defensa militar.
A lo largo de los años, más y más países se han unido a la OTAN. Pero, lo cierto es que Ucrania lo ha hecho nunca. La anterior expansión hacia el este de la OTAN -la más reciente fue en 2004, cuando se unieron Bulgaria, Rumania, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Letonia y Lituania-, ha sido repetidamente calificada por los líderes rusos como una provocación, al situarse a las mismas puertas de sus fronteras.
Esta situación ha llevado a lo que se conoce como el «equilibrio del terror», que se ha repetido una y otra vez a lo largo de la historia. La Guerra Fría y la Crisis de los Misiles Cubanos, entre otros episodios nunca terminaron en un conflicto militar global, por el temor, absolutamente fundado, de que ese enfrentamiento terminase con la destrucción mutua.
¿De qué lado está la propia Ucrania?
La población de Ucrania está dividida en una parte de orientación occidental, fuertemente nacionalista, y una parte prorrusa que se ubica al este del país, en donde la presencia de población rusa es significativa, y cuyos líderes locales son acusados de ser en realidad títeres del Kremlin. En el año 2014 las ciudades de Donetsk y Lugansk, en el este de Ucrania, organizaron un referéndum -que nunca ha sido reconocido por la comunidad internacional-,, cuyos resultados arrojaron que un 89,7% de los electores querían la independencia de Ucrania.
Los enfrentamientos violentos entre los dos bandos se han producido durante años en el este del país. Los militares ucranianos y los separatistas prorrusos lucharon entre sí, especialmente en las ciudades de Lugansk, Odessa, Kharkov, Sloviansk y Donetsk. El conflicto se ha cobrado muchas vidas y heridos a lo largo de los años, y las condiciones de vida de los residentes en las ciudades de Lugansk y Donetsk se han deteriorado drásticamente.
Por esta razón el gobierno ucraniano viene demandando, cada vez con mayor fuerza, su anexión a la OTAN. Para ellos, el artículo 5 podía ser la diferencia entre la independencia o la ocupación rusa. Entre la libertad o la tiranía. Entre la democracia o el sometimiento a quien se siente sucesor de los Romanov. Y también de la URSS.