Cada vez son más frecuentes los fenómenos meteorológicos adversos que provocan importantes daños a nuestra agricultura y ganadería. El pasado año 2021 vino marcado por Filomena, la nevada histórica que paralizó el centro de España.
Del cambio climático y otras noticias hablamos con Sergio de Andrés, director del área de Producción y Comunicación de Agroseguro, quien también nos detalla los aspectos más relevantes del recientemente publicado Índice de Calidad Percibida correspondiente al año 2021.
En su informe sobre siniestralidad correspondiente al año 2021, Agroseguro concluye que el ejercicio ha concluido con más de 722 millones de euros en indemnizaciones estimadas. ¿Esta cifra representa un incremento respecto de los años precedentes?
Sí, representa un 23% más que el año anterior, por la reiteración de fenómenos meteorológicos adversos y graves que se produjeron durante 2021, y que todos podemos recordar: extremas heladas y nevadas como consecuencia de la borrasca Filomena, que dieron paso a nuevas heladas, intensas borrascas de viento y lluvia, tormentas de pedrisco, olas de calor, una doble DANA a finales de agosto y septiembre, e incluso inundaciones en las últimas semanas del año. Con todo ello, 2021 se ha cerrado con la segunda cifra más alta de indemnización en los 42 años de historia del seguro agrario.
¿Cuáles son las razones por las que los frutales han sido la producción más afectada?
Existen varios motivos que explican esa cifra. Las dos primeras que no podemos perder de vista es que la implantación del seguro de frutales es alta, del 80% aproximadamente, y además que estamos hablando de un cultivo agrícola de alto valor de producción. Por tanto, cuando se registran, como sucedió el pasado año, graves heladas durante los meses de marzo y abril, y fuertes tormentas de pedrisco durante la primavera y el verano las indemnizaciones se elevan. El año pasado se cerró con 144 millones para los fruticultores asegurados.

Siniestro heladas frutales, Marzo 2021
Esta inestabilidad atmosférica, unida a los efectos del cambio climático, ¿se ha traducido en un incremento de la contratación de seguros por parte del sector agrícola y ganadero?
Es cierto que el seguro agrario ya partía de una buena situación de la contratación en años anteriores, pero la incidencia del clima que estamos sufriendo en los últimos años, ha reforzado el aseguramiento. De hecho, en 2021 se ha registrado máximo histórico de capital asegurado y recibo de prima. Los agricultores y ganaderos son conscientes de que el cambio climático es una realidad palpable, y cada vez más, consideran al seguro agrario como una herramienta fundamental para asegurar su futuro, y por ello ya lo incluyen como un coste fijo de sus explotaciones.
El mes pasado se cumplió el primer aniversario de la mayor nevada desde hace 50 años ocurrida en la zona centro de la península. ¿Qué supuso Filomena para el seguro agrario?
La borrasca Filomena generó gran incertidumbre. No tanto por los daños directos que provocó, que se centraron principalmente en cultivos leñosos –por rotura de ramas a causa del peso de la nieve- y daños pecuarios, sino por cómo podía afectar posteriormente a los cultivos en desarrollo. Hay que recordar que el seguro agrario es diferente al resto de las líneas de seguro, y los efectos de los siniestros no siempre se visualizan de inmediato. En cambio, la bajada de temperaturas que llegó con Filomena y que se prolongó durante varias semanas sí dejó daños graves e inmediatos. Por ejemplo, en los cítricos, que cerraron la cosecha con indemnizaciones por valor de 94 millones de euros debido al efecto de las heladas del mes de enero y los posteriores temporales de viento producidos entre febrero y abril.
El año 2021 también ha supuesto un aumento en la superficie asegurada, que ya alcanza los 6,2 millones de hectáreas. ¿Cuál es el motivo de este incremento?
Si echamos la vista atrás, todos somos conscientes de que la meteorología ha ganado protagonismo en nuestro día a día, y casi siempre en clave negativa. Nos hemos enfrentado a DANAS catastróficas, sequías, tormentas que podemos recordar (Gloria, Filomena…), nevadas, inundaciones… A la mayor parte de los ciudadanos nos supone una anécdota o una molestia en nuestro día a día, pero para los agricultores y ganaderos es un riesgo que ataca directamente a su modus vivendi. Por ello, la concienciación es alta, y demuestra la utilidad del seguro agrario.

Siniestro uva del vino. La Mancha, septiembre 2021
Por otro lado, no hay que olvidar que el sistema español de Seguros Agrarios Combinados tiene ya más de cuatro décadas de desarrollo y experiencia. A lo largo de todo este tiempo, su estabilidad y eficacia ha sido constante, y eso produce confianza en ambos sectores, el primario y el asegurador. De hecho, el Índice de Calidad Percibida que hemos realizado durante 2021 nos indica que el 87% de los agricultores y ganaderos encuestados confirma su intención de renovar su póliza de seguro agrario. Valoran muy positivamente la calidad de la atención telefónica recibida (8,6) y la rapidez en el pago de indemnizaciones (8,23), que durante el año pasado se ha situado en 31,1 días de media. El crecimiento no es por un motivo, es un conjunto de factores.
¿Habéis observado que en los últimos años se haya apostado por asegurar más algún tipo de cultivo en concreto?
La contratación es estable en prácticamente todas las líneas de seguro, y especialmente en aquellas de gran peso en nuestro campo: los cereales, la fruta en general (de hueso, de pepita, plátano, caqui, cítricos…) o las hortalizas, por poner algunos ejemplos. Pero hay producciones cuya implantación está creciendo intensamente, porque también lo está haciendo su presencia en el campo. Un claro ejemplo es el almendro, también el pistacho, o cultivos tropicales como el aguacate.
En términos generales, ¿se suele asegurar más un tipo de producción agrícola o ganadera, o depende de cada zona geográfica?
Depende del ámbito, porque la realidad agrícola y ganadera en España es diversa. Tampoco un mismo cultivo es igual, porque existen variedades tempranas o tardías, que se recogen en momentos diferentes del año y, por tanto, están expuestos a riesgos diferentes. Además, la percepción del riesgo que puede tener un productor u otro, puede ser muy diversa.
La inclusión del lobo ibérico en el Listado de Especies en Régimen de Protección Especial, ¿de qué forma esperan que afecte al seguro de explotaciones de ganado ovino y caprino?
No creemos que sea determinante porque, por ejemplo, el seguro de recogida y destrucción de animales muertos ya tiene una implantación muy alta, superior al 90% entre el total de ganaderos españoles. Además, el número de siniestros que se tramitan a causa de ataques de lobo es muy menor. Entendemos la repercusión que genera a nivel público, pero el impacto en el seguro es mucho menor que la mayor parte de los riesgos agrícolas y ganaderos.
Imaginamos que contáis con estadísticas sobre los siniestros que declaran los asegurados, ¿existen comunidades autónomas en las que se den más siniestros que en otras?
Existen regiones donde el recibo de prima y las indemnizaciones son más altas y/o bajas de manera regular, pero tiene sentido si pensamos que la importancia y peso del sector agroganadero en cada zona es diferente, así como su extensión. Obviamente, no podemos comparar la superficie agrícola de la Comunidad de Madrid con Castilla y León. En todo caso, los siniestros más graves no siempre suceden en la misma época, no afectan cada año a los mismos cultivos o zonas. Por tanto, en cada ejercicio se produce una oscilación.
¿Por este cambio en las condiciones meteorológicas puede ser también una de las causas de que el recibo de prima se haya incrementado en un 2,1%?
El recibo de prima crece por la conjunción de varios motivos: hay más aseguramiento; aumenta el capital asegurado, que en 2021 también lo ha hecho en el mismo porcentaje: un 2,1%; y porque se ha aumentado el valor de producción –el precio- de los productos que se aseguran.
De hecho, en los últimos cinco años, el capital asegurado se ha incrementado un 13,2%, y estamos hablando de un valor de producción de casi 2.000 millones de euros más que han sido asegurados por el seguro agrario, hasta superar los 15.590 millones de euros.
Es indudable que se está produciendo un envejecimiento entre los trabajadores del campo, ¿cómo puede afectar esto al seguro agrario?
Sería erróneo pensar que va a producir un cambio porque las nuevas generaciones están más concienciadas con el cambio climático o la sostenibilidad. No es real, ya que los veteranos del campo son muy conscientes de la evolución climática, porque la han sentido durante décadas. Su percepción de los riesgos a los que se enfrentan es muy alta. Sí que es cierto que la llegada de nuevas generaciones produce, inequívocamente, una evolución tecnológica, pero no pensamos que influye en la concienciación climática, que es muy alta en todas las generaciones que trabajan en el campo.
Por último, nos gustaría preguntaros si en este sector de seguros, ¿habéis detectado que se dé un índice importante de fraudes al seguro?
Muy pequeño, y para nada diferente a otros ramos de seguro. Además, desde Agroseguro tenemos mecanismos especializados para atajarlo en el caso de que se produzca.